Rubén Gómez Méndez
Los seres humanos tenemos una gran capacidad de decisión sobre
numerosos factores en el mundo en el que vivimos; sin ninguna duda somos los
seres con la mayor capacidad de los que habitan el planeta. Sin embargo, hay un
factor muy importante sobre el que no tenemos esta capacidad de decisión y que
en numerosas ocasiones puede marcar nuestro futuro. Este factor no es otro que
el lugar y la clase social en la que nacemos; en la mayoría de las ocasiones
relacionados. La clase social en la que nacemos es un factor que difícilmente se
puede cambiar, sobre todo en determinados lugares, ya que existen muy pocas
herramientas que nos otorguen la posibilidad de hacerlo. Una de estas
herramientas, sin duda la más potente con diferencia, es la educación.
Si existe una forma de potenciar este factor de cambio
social, es la escuela pública. La escuela pública es sin duda el arma más
potente al que todos, o por lo menos todos en todos los países desarrollados y
la gran mayoría en los que están en vías de desarrollo (no así en los
subdesarrollados), tenemos acceso sin importar nivel económico o posición
social. Sin embargo, los multimillonarios y poderes políticos de la derecha ven
aquí un enorme peligro para las ventajas que poseen sobre el resto de la sociedad,
por lo que defienden con todas sus fuerzas sus intereses a costa de una
educación pública de baja calidad y de una desigualdad que se mantiene e
incluso aumenta gracias a unas políticas neoliberales y conservadoras,
mediante la promoción y las presiones para que la escuela privada tenga el
mayor protagonismo posible. Con esta escuela privada que defienden las políticas
conservadoras y neoliberales, las clases sociales dominantes se concentrarían
en este tipo escuelas y la estratificación social seguiría asegurada. Del mismo
modo, las familias pertenecientes a clases sociales más modestas estarían
relegadas a una escuela pública que favorecería esta estratificación y estas
desigualdades del mismo modo.
De la misma manera que a través de la escuela privada y las
políticas conservadoras y neoliberales se fomentan estas desigualdades y se
trata de crear ciudadanos acordes a las necesidades del mercado, a través de la
escuela pública y las políticas sociales de izquierdas que la fomentan, se
consigue o puede conseguir que esta estratificación que en numerosos casos nos
marca desde que nacemos, disminuyan notablemente y todos los seres humanos
tengamos mayores posibilidades de éxito a lo largo de nuestra vida y disminuyan
los guetos que todavía hoy sobreviven en esa parte más baja de la
estratificación social. Tal y como dice Giroux (2011), las políticas neoliberales
al servicio del mercado fomentan una pedagogía basada en la represión, en la
eliminación del pensamiento crítico y creativo y el trabajo en equipo con lo
que tratan de eliminar la idea de democracia, justicia, etc. y lo que conecta al
aprendizaje con el cambio social.
Hablando ya desde un enfoque menos político y más
pedagógico, aunque por desgracia tal y como está diseñado hoy en día el sistema
educativo esto es indisoluble, y con relación a las últimas líneas del párrafo
anterior, una pedagogía crítica ha de basarse en potenciar el pensamiento
crítico y reflexivo, la creatividad, el trabajo en equipo y en crear a través
de esto ciudadanos activos y comprometidos con la sociedad. Es cierto que en
cierto modo el docente tiene las manos atadas ya que los currículums educativos
son enormemente cerrados y marcan estrictamente las pautas a seguir tales como contenidos,
evaluaciones, etc., pero sin embargo también es verdad que dentro del aula el
maestro es que el que tiene la última palabra y el que tiene la posibilidad de
fomentar a través de nuevas metodologías este pensamiento crítico y reflexivo, la
creatividad, el trabajo en equipo, etc. El maestro tiene en sus manos la
posibilidad de desarrollar los contenidos obligatorios marcados en el
currículum a través de estas nuevas metodologías y fomentando estas
características que conformen ciudadanos comprometidos con la sociedad, con
compromiso ético y responsables.
Una educación de calidad trae consigo transformaciones
sociales que se traducen en un aumento de la calidad de vida y a un mayor y
mejor desarrollo de la sociedad. Normalmente el término desarrollo está muy
ligado al crecimiento económico, sin embargo, el verdadero desarrollo humano se
aleja de esta postura para acercarse al sentido de crecimiento humano, que
repercute finalmente en un crecimiento de la sociedad en la que estas personas
se desarrollan. Podemos afirmar, que estos dos crecimientos, el humano y el
económico, no están siempre relacionados, es más, en numerosas ocasiones se
oponen y se desarrollan de forma inversa. El desarrollo y bienestar social
viene dado por el bienestar de la mayoría de la sociedad y sus grupos sociales
y esto no está necesariamente ligado a un país con una riqueza elevada o
incluso a unos ciudadanos con un nivel económico elevado, sino a una sociedad
compuesta por ciudadanos libres, con pensamiento crítico, reflexivos, con
valores y participativos en su sociedad. Aquí os dejo un enlace a un artículo en el que en sus dos últimos puntos se desarrolla esta idea del desarrollo como
factor de bienestar social y de educación como agente de cambio y promotora del
desarrollo.
No debemos nunca de olvidar que la educación es el arma más
potente que poseemos para luchar contra las desigualdades y que las escuelas
deben de ser instituciones que creen ciudadanos libres y comprometidos con la
sociedad y no de alumnos modélicos al servicio del mercado y de las grandes
corporaciones; a simple mano de obra, ya sea cualificada o no, al servicio de
las clases sociales más altas.
Por último, si os ha interesado este post os recomiendo
encarecidamente la lectura del libro “On Critical Pedagogy” de Henry A. Giroux,
una obra en la que me he inspirado para este escrito y que considero esencial
para todo aquel que pertenezca o esté interesado el mundo educativo, el
bienestar social y la igualdad y equidad en la sociedad. Aquí os dejo un enlace a una publicación que resume la visión educativa de este autor en diez puntos.
También os dejo el enlace
a su página web.
Definitivamente un factor muy a tener en cuenta refiriendonos al cambio social como bien destaca Giroux en el libro que nos has recomendado.
ResponderEliminarLa educación es uno de los bienes más preciados que tiene un estado de bienestar y sin duda una de las armas más potentes para luchar contra las desigualdades. Como bien dices Carlos, un factor importantísimo que siempre debemos proteger frente a los intereses de las clases dominantes.
ResponderEliminar¡¡¡¡Qué buena reflexión!!!! Llevo tres años trabajando en una escuela pública en Estados Unidos y veo continuas prácticas sutiles de sometimiento, diseñadas para que siempre tenga razón la autoridad competente, que dan mucho miedo. No es casualidad que una de las pocas cosas que es gratuita en EEUU sea la educación, a veces es para echarse a temblar
ResponderEliminarEs una pena Ana, a veces de forma sutil, a veces de forma clara, pero independientemente del nivel económico, cultural o social del país seguimos viendo esto en gran parte del mundo. Esperemos que poco a poco se pueda conseguir que esto desaparezca o por lo menos, que disminuya lo máximo posible.
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