Mi palabra favorita. Trabajo de las destrezas lingüísticas

Ana Mariñosa Garrido

Mi vida profesional se ha desarrollado siempre en torno a dos vertientes: la enseñanza del Español como Lengua Extranjera, y la enseñanza de Lengua castellana y Literatura. En los dos entornos siempre me he movido en primaria, secundaria y enseñanza no reglada y he tenido todo tipo de alumnos: adultos implicados con el objetivo de entrar a la universidad, niños de cinco años que están aprendiendo español, adolescentes motivados, adolescentes no motivados, inmigrantes sin conocimiento del idioma, inmigrantes con un gran control de la lengua, pequeños, mayores, ricos y pobres. Una gran variedad con un denominador común: la necesidad de aprender a expresarse correctamente. 

EL CONTEXTO

En cualquiera de los entornos siempre he considerado que la capacidad de usar la lengua de manera apropiada, el correcto uso escrito y oral de la palabra, es lo que nos permite crecer como individuos y nos da una posición en el mundo. Luchamos por nuestros derechos, luchamos por los derechos de los demás, manifestamos nuestras opiniones, aprendemos a respetar las opiniones de otros, adquirimos conocimiento, adquirimos destrezas, vivimos: aprender a usar la lengua correctamente, poder entender lo que nos dicen y poder decir lo que queremos es lo que nos hace felices. Y en eso sí que no hay diferencias, mi objetivo fundamental siempre es proporcionar a los alumnos los recursos apropiados en cuanto al uso de la lengua, para que se puedan convertir en ciudadanos críticos el día de mañana.

Esta actividad toma el principio básico de la teoría del caos aplicada a la educación, porque en el fondo se parte del análisis de una palabra sin saber hasta dónde nos puede llevar ese análisis. Es decir, un pequeño cambio en nuestra idea inicial de lo que es una cosa nos lleva a productos finales de consecuencias inmediatas imprevisibles. Está basada también en el concepto del binomio fantástico de Rodari, aunque cuando hice la actividad por primera vez yo no lo sabía. Luego, al ver que la dinámica evolucionaba prácticamente sola, busqué los fundamentos teóricos con los que se pudiera relacionar.  

La actividad se centra en el trabajo de las destrezas escritas, pero permite trabajar también las destrezas orales. El trabajo de la lecto-escritura es una constante en mis clases, da igual en el nivel y en el contexto en el que me encuentre. El trabajo léxico que hay que hacer para que la actividad funcione es también importante; la lengua está estructurada en niveles y difícilmente podemos escribir correctamente si no sabemos el significado profundo de las palabras que estamos usando. Me parece interesante señalar la relación con el trabajo de la compañera Juana García, que en su post titulado "Salvando Palabras" pone el objetivo también en el trabajo léxico. 

ASPECTOS FORMALES

La secuenciación de la actividad es muy sencilla: 

• El profesor pide a todos que piensen en su palabra favorita en español. Es importante explicar que no se pueden escoger preposiciones o artículos, el objetivo es que las palabras tengan una carga semántica importante para que así también podamos trabajar vocabulario. 
• Se ponen en común todas las palabras de todos los alumnos de tal manera que todos los alumnos puedan ver todas las palabras. Se puede hacer una lluvia de ideas en la pizarra o lanzar un # en Twitter que contenga todas las palabras, es fundamental que los alumnos “jueguen” en torno al léxico para que entiendan la importancia de escoger las palabras apropiadas en función de sus necesidades.
• Los alumnos escogen un mínimo de 10 palabras del total de las palabras del grupo. 
• Los alumnos tienen que escribir una pequeña historia/texto/cuento que contenga las diez palabras elegidas. Es muy importante que esta última parte se explique justo después de que los alumnos hayan escogido las palabras (nunca antes) para que su elección no se vea afectada. No debemos tampoco poner ningún condicionante al fondo del escrito, se trata de que escriban. De lo que sea pero que escriban. 

La nivelación de la actividad es muy sencilla, permite muchas posibilidades; se puede aumentar o disminuir el número de palabras, y se puede pedir desde una oración hasta uno o varios párrafos, o un número mínimo de palabras. Las palabras de los alumnos de nivel más bajo serán más sencillas y las de nivel alto deberían ser más elaboradas, nosotros debemos actuar como facilitadores del proceso e intentar que cada alumno trabaje acorde con sus posibilidades. 

La actividad se puede hacer en una o varias sesiones, la temporalización depende sobre todo del nivel de los estudiantes. Se puede pedir a los alumnos que compongan el texto de manera individual, en parejas o incluso en grupos (no más de cuatro personas). Si los alumnos tienen poco control de la lengua lo normal es que sean capaces de construir solo una oración, sin embargo con aquellos con mayor control podemos trabajar durante más sesiones ya que sus textos pueden ser usados como recursos para actividades paralelas como las siguientes: 

• Corrección cruzada: los alumnos se corrigen entre ellos las historias. En este aspecto nos interesa sobre todo que se centren en la forma, es una posibilidad fantástica para trabajar coherencia, cohesión y ortografía. 
• Reflexión grupal sobre las historias: las historias se leen en voz alta y, si el tema de las mismas es pertinente, se pueden realizar debates orales.
• Reflexión individual sobre las historias: cada alumno recibe una de las historias escrita por un compañero y escribe un breve texto opinando sobre el tema de la historia. 
• Comentario de texto: las historias se pueden usar para practicar el comentario de texto y pedir a los alumnos que identifiquen el tema, los personajes, los recursos principales o incluso que hagan un resumen.
• Tipologías textuales: los alumnos tienen que usar las mismas palabras para hacer tipos de textos diferentes, eso les obligará a adecuar el texto a la finalidad del mismo. No es lo mismo escribir una "expone y solicita" que un cuento, y es importante que los alumnos sean conscientes de ello. 

VARIACIONES DE LA ACTIVIDAD EN ENTORNOS DIGITALES

Las posibilidades digitales que ofrece la actividad son infinitas, pero yo aconsejo que se desarrollen siempre con alumnos mayores de 14 años. Podemos pedir a los alumnos que compartan su palabra en cualquier red social abierta (Twitter es un buen ejemplo) y que plasmen su historia en un blog en el que se pueda comentar. Podemos abrir un Padlet y pedir a los alumnos que escriban las palabras en el muro, igual si creamos un grupo de Facebook. 

Incluso podemos abrir un documento en Google Drive, compartirlo con los estudiantes y proponer que se cree una historia conjunta de manera cooperativa. Sin embargo la base de la actividad siempre es la misma: las destrezas escritas. 

Las ventajas del entorno digital van más encaminadas a la facilidad con la que se transmite el contenido y al trabajo de la competencia digital en el aula: en cualquier caso tenemos que fomentar un uso crítico de las redes sociales y recordar a los alumnos que el objetivo es la práctica de la escritura y no el aumento del número de seguidores en las redes.

VALORACIÓN

La primera vez que hice esta actividad fue en Nueva York hace mucho tiempo cuando yo enseñaba español a alumnos de unos quince años. Fue uno de esos días en los que llevaba la clase preparada con pinzas y necesitaba improvisar actividades. Recuerdo que una alumna dijo que su palabra favorita era “sacapuntas” porque le gustaba el sonido y otra respondió que su palabras era “helado” porque los helados están muy buenos; con la primera repasamos cómo suenan la “s”, la “c” y la “p” y con la segunda vimos los colores y los sabores. De inmediato me di cuenta de las posibilidades del ejercicio. 

Desde entonces he hecho la actividad muchas veces, con múltiples variables y en muchos entornos diferentes, y no recuerdo una sola vez en la que no haya funcionado. Mi papel es siempre el mismo, el de un animador que disfruta con las posibilidades que ofrece el lenguaje y que quiere que los alumnos sean conscientes de lo lejos que se pueden llegar si uno se expresa correctamente. Me gusta mucho comprobar cómo se sorprenden al leer sus propias producciones que, recordemos, han nacido de una simple palabra. La mía es una labor organizativa de los tiempos y los recursos, nada más. Los alumnos son los que tienen que hacer el trabajo. 

¿ES UNA ACTIVIDAD BASADA EN EL PROCESO?

Sí, porque las palabras son las excusa para que los alumnos trabajen otras cosas. El profesor no emite información de ningún tipo y no explica nada porque ni el contenido ni el resultado son importantes: los alumnos aprenden escribiendo, leyendo, escuchando y hablando a partir de palabras que ellos mismos eligen. Lo que se busca es el desarrollo de las destrezas básicas ya que se aprende haciendo y no copiando. 

"Dime algo y lo olvidaré, enséñame algo y lo recordaré, hazme partícipe de algo y lo aprenderé”. PROVERBIO CHINO