Por Ana María Sánchez González
@anamsglez
Hace tres años que soy profesora de inglés en un instituto público de Educación Secundaria de Andalucía y uno de los problemas con los que me he encontrado con más frecuencia es la falta de confianza y soltura del alumnado a la hora de aventurarse a hablar en inglés. Por encima de cumplir con los contenidos curriculares, lo que más me interesa es que mis alumnos sean competentes a la hora de utilizar la lengua inglesa, es decir, que sean capaces de comunicarse en otro idioma, algo fundamental en el mundo globalizado en el que vivimos.
Durante este tiempo he podido comprobar que a los estudiantes les encanta escuchar las historietas que se me ocurren sobre los temas que vamos viendo, debido a mis experiencias personales o datos curiosos que conozco. Personalmente, me resulta realmente motivador cuando estás contando algo en otro idioma y ves que el público te escucha atentamente.
De este modo, se me ocurrió hace más de un año la brillante idea de trasladar este sentimiento a mi alumnado y que durante un par de minutos tuvieran su momento de gloria, su “Golden Minute”. Oí hablar de una dinámica parecida por primera vez durante la realización del Máster de Profesorado, pero como se trataba de algo que escapaba a mi control y que nunca antes había visto o experimentado, no me había atrevido a hacerlo, pues cada estudiante es un mundo y nunca sabes por dónde pueden salir. Sin embargo, decidí convertir ese hándicap en algo positivo, pues la incertidumbre no tiene por qué ser algo negativo, quizás esa pérdida de control, esa salida de la zona de confort, es la que puede llevarnos a producir cosas maravillosas y a dar rienda suelta a la creatividad que tienen nuestros chicos y chicas y sobre todo a crear ciudadanos críticos que sepan cuestionar el sistema impuesto. Por consiguiente, en línea con la pedagogía de la incertidumbre o de la complejidad, lo que se persigue es fomentar que el alumno sea capaz de trabajar diferentes procesos mentales y utilizar diversas estrategias que le servirán a lo largo de toda su vida. Para ello, nosotros los docentes hemos de ser capaces de pensar, innovar, crear, desarrollar y diseñar tareas o actividades que, a su vez, hagan al alumno pensar, innovar, crear, desarrollar y diseñar mientras forman parte de ellas y se involucran en su propio aprendizaje. Es un proceso de feed-feed en el que todos aprendemos y nos alimentamos unos de otros.
Así pues, dadas las dificultades y reticencias a la hora de utilizar la lengua inglesa, sobre todo a partir de 3º de ESO, como ya se ha mencionado anteriormente, hace ya un curso que decidí poner en práctica esta dinámica. A esta actividad la llamamos “Golden Minute” o el minuto de gloria, y consiste en que los estudiantes voluntariamente hablan durante un minuto o dos sobre un tema que a ellos les interese, siempre y cuando esté relacionado con la temática que se está dando en clase con el fin de que pongan en práctica el vocabulario y la gramática vista. Digo voluntariamente porque se trata de una actividad obligatoria, pero ellos salen a hablar delante de todos cuando se sienten preparados para ello. Este es el planteamiento teórico, sin embargo, los productos elaborados por los estudiantes van mucho más allá y me he llegado a encontrar verdaderas maravillas audiovisuales creadas por mi alumnado. Han llegado a hablar desde sobre noticias de actualidad hasta documentales, de temas controvertidos en la sociedad como el feminismo o la violencia de género a los derechos de los animales o el medio ambiente; en definitiva, verdaderas obras de arte que han conseguido captar la atención tanto del resto de alumnos de la clase como la mía propia mientras escuchaba embelesada sus cantos de sirena.
Como es natural, no se puede abusar de esta actividad y yo suelo llevarla a cabo solo en uno de los tres trimestres y para los otros dos suelo crear otro tipo de actividades comunicativas destinadas a trabajar en grupo de forma colaborativa. Al principio tenía mis dudas, pues normalmente solemos encontrar alumnado que no sabe hablar en público y se limita a leer de las anotaciones que traen de casa, pero cuando puedes ver que realmente están explicando lo que han vivido, lo que han escuchado o descubierto, te embriaga el orgullo y la satisfacción por el trabajo bien hecho. Asimismo, el feedback recibido por el alumnado tras la realización de la tarea es muy positivo porque al tener libertad para escoger el tema, se sienten muy motivados e interesados por mostrarle a sus compañeros lo que saben.
Así pues, a modo de reflexión tras la experiencia vivida, diría que cada vez se hace más necesario abandonar la verticalidad en la comunicación (y sobre todo en la enseñanza) y el convertirnos en emirecs, término acuñado por Jean Cloutier y citado por Kaplún en su obra Una Pedagogía de la Comunicación, que hace referencia al hecho de adoptar el papel de emisores-receptores en el proceso comunicativo. Atrás queda la educación destinada a la formación de trabajadores en las fábricas, el llamado Fordismo, para dar paso a una realidad incierta en la que necesitamos ciudadanos lo suficientemente autónomos, competentes y con confianza en sí mismos como para afrontar los retos del futuro. Hemos de educar para la incertidumbre y el cambio permanente porque así les daremos a nuestros estudiantes las herramientas para que puedan desarrollar una actitud de supervivencia ante los cambios venideros.
Y tú, ¿te atreves a salir de tu zona de confort?
Desde luego, una actividad muy chula, que muestra sobre todo la madurez de los alumnos para tomar decisiones por sí mismos.
ResponderEliminar¡Muy interesante Ana María! El hecho de hacer partícipes al alumnado de las experiencias educativas siempre es un aspecto muy positivo para conseguir buenos resultados e implicación por parte de los dicentes. Me alegra además que cuentes tu experiencia desde primer persona, es un elemento que determina tu vocación a la educación y formación continua docente.
ResponderEliminarGenial Ana María, al final la clave esta en la motivación y dar voz al alumnado y sus intereses. Seguro que el Golden Minute nos motiva a seguir aprendiendo otros idiomas y construir nuevos puentes de comunicación en este mundo hiperconectado.
ResponderEliminarMe parece una actividad interesante, pero un solo minuto de hora en todo el trimestre me parece muy poco tiempo para expresar su opinión. No hay que tener miedo a invertir los roles en el aula con frecuencia, en principio, debería darles la oportunidad de ser más responsables.
ResponderEliminarQué actividad más chula, te la robo. Va en consonancia con mi idea de que escriban y hablen de lo que sea, pero que escriban y hablen, tal y como se puede ver aquí:
ResponderEliminarhttps://aprendiendoenlaincertidumbre.blogspot.com/2019/05/mi-palabra-favorita-trabajos-de-las.html
Creo además que el trabajo de la expresión oral es muy importante para que los alumnos se sepan desenvolver en la sociedad actual, y para algunos hablar delante de "público" es un triunfo.
Las actividades en las que permites que el alumnado decida suelen sorprendernos siempre en positivo. A veces mi acción pedagógica a intentado delimitar tanto la tarea que la enclaustras y no permites esa creatividad que tienen cuando abres las puertas a sus propias decisiones.
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