T.P.R.S.: Teaching Proficiency through
Reading and Storytelling
A lo largo de
mi propia formación como docente de lenguas extranjeras, una de las cuestiones
que más han atraído mi interés es la capacidad que pueden adquirir los alumnos
para comunicarse oralmente en otras lenguas. Por lo general, las metodologías
aplicadas suelen enfocarse sobre todo en las habilidades receptoras y escritas,
relegando a un segundo plano la expresión oral, cuando esta es la que se
produce con más frecuencia.
Por otra parte,
el Marco común europeo de referencia para las lenguas (MCERL, 2002: p. 167)
marca la necesidad de fomentar competencias plurilingües y pluriculturales para
favorecer la intercomprensión entre los distintos agentes sociales que
participan en distintos contextos lingüísticos y culturales mediante el dominio
de varias lenguas con distinto grado. Ciertamente, en un contexto europeo multicultural,
las diversas manifestaciones culturales exigen un cambio de planteamiento de la
educación para favorecer el intercambio y crear una conciencia compartida de lo
que es y puede ser Europa.
En este
sentido, el desarrollo de las habilidades comunicativas orales, sobre todo en
lo que concierne a la producción, interacción y mediación, requiere por tanto
adoptar nuevas estrategias con el fin de crear escenarios de aprendizaje
óptimos para la práctica discursiva oral en la que los alumnos tengan la
oportunidad de alcanzar un nivel umbral que les permita desenvolverse con
cierta soltura en múltiples situaciones de comunicación, incluyendo aquellas
que se basan en contextos de mediación digital. Y más aún, que estas
estrategias les pongan en la senda de un aprendizaje continuo a lo largo de la
vida.
¿Cómo plantear
una pedagogía capaz de dar respuesta a necesidades comunicativas en constante
cambio? ¿Cómo superar los modelos reproductivos y verticales para proponer una
comunicación más participativa y práctica?
Partiendo de
que la práctica educativa se encuentra limitada por el cumplimiento de un
determinado currículo y contenidos, muchas veces me he planteado la manera en
que podría superar el modelo reproductivo, basado en situaciones prototípicas y rutinas
conversacionales altamente estructuradas, para ofrecer y proponer una educación
más abierta, espontánea y basada en los intereses de los alumnos a los que me
dirijo. La comunicación consiste en un proceso complejo que se traduce en el
impulso natural del ser humano de encontrarse con el otro a través de las
palabras y de las ideas, de compartir el universo que nos rodea para poder
interpretarlo y darle significado. este proceso depende en gran medida de la
capacidad que tengamos de expresarnos espontáneamente, sobre todo si tenemos en
cuenta que la comunicación oral sigue siendo el canal privilegiado para
sintonizar nuestras ideas.
Una de las
estrategias que me ha permitido aplicar un enfoque práctico al aprendizaje de
las lenguas extranjeras se sustenta sobre la narrativa o storytelling. Os pongo
en contexto:
Partiendo de la
teoría de la adquisición de una segunda lengua de Stephen
Krashen, debemos distinguir entre adquisición y aprendizaje:
- la adquisición supone un
proceso automático e inconsciente que se basa en la comprensión de un caudal
lingüístico (input) ligeramente superior a su nivel de competencia actual y
cuyos significados vehiculados pueden descifrarse gracias a la información
proporcionada por el contexto, la situación, los factores extralingüísticos y
el conocimiento del mundo.
- el aprendizaje, en cambio,
es un proceso formal y consciente en el que el conocimiento lingüístico y
gramatical sirve de guía y corrector de los enunciados formulados.
Estas ideas nos
indican que más que explicar reglas gramaticales y ofrecer listados de
vocabulario a los alumnos, la adquisición de una lengua extranjera se basa más
en una perspectiva constructivista
en la que la práctica discursiva entre pares y entre estos y un mediador
experto que ejerza de guía es esencialmente necesaria para desencadenar los
procesos internos que tienen relación con el lenguaje y la capacidad de crear
significados. Desde esta postura, el discurso oral y la diversidad de
configuraciones del mundo que poseen los alumnos, pueden ser muy útiles para
facilitar la adquisición de otras lenguas.
La cuestión del
caudal lingüístico comprensible nos permite poner en práctica procesos de
negociación de significados y la movilización colectiva de conocimientos y
estrategias, creando así un espacio crítico y dialógico que asegure un repertorio variado de símbolos y conocimientos. De hecho, el
propio Krashen subordina la fluidez en la actuación lingüística a la
apropiación de datos (intake). Swain va más allá y plantea la necesidad de
emplear significativamente la lengua meta aplicando estrategias comunicativas
pertinentes para producir outputs
comprensibles.
Con estas
cuestiones, la estrategia adoptada sigue algunas pautas de la metodología TPRS (Teaching Proeficiency through Reading and
Storytelling) de Blaine Ray. Este profesor, basándose
en las ideas de Krashen y Swain, propone un enfoque centrado en el universo del
propio alumno: a partir de un tema escogido por los alumnos, el profesor trata
de desarrollar un relato colectivamente contextualizándolo mediante imágenes,
sonidos y lenguaje no verbal para que estos adquieran determinadas estructuras
comprensibles que luego serán puestas en práctica en otros relatos
particulares.
Aplicando todos
estos conceptos, la idea se basa en que el proceso de adquisición parte de una
situación inicial caótica en la que los propios alumnos van determinando la orientación del tema,
proponiendo ideas, conceptos y símbolos en lengua meta y recibiendo asistencia
por parte del profesor cuando no la comunicación en el grupo se vea estancada.
De esta manera, son los propios alumnos los que escogen y elaboran el léxico y
los que dibujan la trayectoria a nivel metalingüístico, ya que según la
situación y el momento, el profesor podrá ir añadiendo los conceptos
gramaticales y estructurales necesarios para continuar con el acto
comunicativo.
A esto debemos
sumar la necesidad de que el output
comprensible adopte distintos formatos (audio, video, imagen, etc.) que permita
apropiarse de los distintos códigos correspondientes a cada interfaz
lingüística. Por lo tanto, mediante estas estrategias, lo que conseguimos es
adaptar los contenidos curriculares a la situación particular de los propios
alumnos, ya que estos son los que construyen sus propios discursos en base a
sus propias experiencias y representaciones particulares. Cualquier hecho,
cualquier historia es válida para la práctica y de cada una de ellas se va
extrayendo las estructuras y léxico esenciales para cumplir el objetivo
inicialmente planteado, aunque siempre con un alto grado de flexibilidad.
Además, con esta estrategia los productos serán siempre distintos para cada
proceso iniciado, lo que nos sitúa en la esfera de una pedagogía del caos y de la incertidumbre en
tanto que las interacciones marcarán siempre una trayectoria distinta según el
momento, los participantes, las motivaciones, los conocimientos y todos los
elementos maleables que participan en cada acto comunicativo de este tipo. Todo
esto se sitúa entonces en contra de los modelos reproductivos, estereotipados y
prototípicos que aparecen en los manuales de lenguas extranjeras.
¿Es una actividad basada en el proceso?
Un mismo
planteamiento inicial puede servir de inspiración para crear nuevos relatos y
compartir experiencias variadas. No hablamos de un modelo unidireccional, sino
todo lo contrario, ya que lo esencial de estas estrategias es que el alumno sea
capaz de adquirir naturalmente una serie de herramientas y recursos con los que
expresar sus ideas, comunicarse en lengua extranjera con otras personas y
compartir sus propios significados y representaciones del mundo.
El formato
narrativo y la libre elección de las situaciones, referentes culturales,
símbolos, etc. nos sitúan en una posición donde el aprendizaje reglado y formal
tiene continuidad directa con el aprendizaje informal, ya que los relatos se
basan en las historias particulares de los individuos que las crean, en sus
experiencias extramuros de la escuela. Además, el hecho de presentar estos
relatos bajo distintas formas, contenidos e intenciones comunicativas, nos
permiten adoptar un enfoque transmedia
en torno a la representación general de la realidad. Y todo ello sin romper con
la educación formal y el currículo educativo impuesto, ya que los descriptores
de evaluación plantean situaciones fácilmente adaptables a los distintos
contextos y situaciones comunicativas.
El objetivo
principal de estas estrategias, como hemos mencionado, es ofrecer un espacio de
interacción y de creación donde se pone el acento en la diferencia y la
experiencia personal acerca de un determinado hecho para mostrarles que
cualquier realidad puede adoptar distintas formas y con ello proponerles un
recorrido crítico
que les permita descubrir la verdad en sus diversas manifestaciones.
Al
mismo tiempo, pretendemos hacer que los alumnos se empoderen de la palabra
para participar en los procesos de construcción de significados, a convertirlos
en emirecs que tengan la
oportunidad de producir y no ser únicamente el destino de los múltiples
mensajes a los que estamos expuestos.
Durante
mi etapa escolar recuerdo que estaba prohibido hablar durante la hora de clase
salvo que el profesor nos pidiera leer algún fragmento de algún texto. Las
redacciones sobre las que intentaba plasmar mis ideas, mis inquietudes y mis
formas de entender el mundo que me rodea veían su fin tras ser demacradas con
tinta roja para acabar en un cajón o en la papelera a finales de curso. No
teníamos ni voz ni podíamos hacer uso de la palabra porque esta nos había sido
arrebatada y por ello, no le veíamos sentido a esto de aprender otra lengua. Y
en cuanto se nos presentaba la oportunidad de hablar con alguien en esa lengua,
nuestros labios no eran capaces de articular las palabras correctas por lo que
callábamos y con nuestro silencio, morían nuestras ideas. Es por ello por lo
que intentaré en la medida de lo posible que mis alumnos hablen y se expresen y
que esas maravillosas ideas que encierran sus mentes puedan florecer a través
de la palabra hablada.
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ResponderEliminarMe parece muy interesante tu propuesta y el modelo que planteas, partir de los intereses y de contextualizar las propuestas es fundamental para seguir adelante y construir aprendizajes motivados. Es importante el papel de la oralidad en nuestros tiempos, en la aldea global necesitamos códigos compartidos para entendernos.
ResponderEliminarEn la escuela actual, una de los procesos que más preocupan a los docentes es la adquisición de una correcta comunicación, ya sea escrita u oral, ya que en los últimos años se ha venido notando una disminución de la calidad de estos procesos.
ResponderEliminarPero ante esta problemática muchos docentes siguen insistiendo en usar metodologías academicistas impuestas para aprender a dialogar entre los seres sociales y humanos que somos.
El contextualizar individualmente cada proceso comunicacional, supone una motivación clara para el educando que se encuentra inmerso en un proceso de aprendizaje, me gusta tu propuesta.
Esto, salvando las distancias, me recuerda cuando asesoré a un tutor con un alumno TEA que se negaba a escribir en las redacciones de los exámenes que le dejase escribir sobre el tema que él quisiese....y funcionó.
Buenas! Lo cierto es que cuando se trata de aprender algo impuesto, parece que no llega a gustar o calar como debería en nuestras memorias. En los manuales de francés por ejemplo, a pesar de que hablan de funciones comunicativas y pragmáticas, las situaciones que plantean y su desarrollo son muy cerradas y restringidas. Al final te encuentras con redacciones, exposiciones y productos casi idénticos... y me pregunto: ¿Reaccionamos todos igual en una determinada situación comunicativa? ¿Utilizamos las mismas palabras, las mismas expresiones, los mismos gestos? Entonces, enseñar con situaciones prototípicas no se adecua a la realidad comunicativa a las que nos enfrentamos cotidianamente.
EliminarY otra cosa más, en francés lengua extranjera, existe cierta obsesión puritana en cuanto al nivel de lengua. En ninguna etapa educativa se enseña por ejemplo el lenguaje familiar, el que se utiliza vulgarmente y sólo nos enseñan el registro culto o el estándar. Pon cualquier película actual o serie de Netflix y verás que lo que se enseña (incluso en las EOI) no se corresponde con lo que se habla en las distintas comunidades francófonas...