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Cuéntame tu historia


Omar Chighen-nou Doudouh
@OMARCHIGHEN

Pixabay / geralt
T.P.R.S.: Teaching Proficiency through Reading and Storytelling

A lo largo de mi propia formación como docente de lenguas extranjeras, una de las cuestiones que más han atraído mi interés es la capacidad que pueden adquirir los alumnos para comunicarse oralmente en otras lenguas. Por lo general, las metodologías aplicadas suelen enfocarse sobre todo en las habilidades receptoras y escritas, relegando a un segundo plano la expresión oral, cuando esta es la que se produce con más frecuencia.
Por otra parte, el Marco común europeo de referencia para las lenguas (MCERL, 2002: p. 167) marca la necesidad de fomentar competencias plurilingües y pluriculturales para favorecer la intercomprensión entre los distintos agentes sociales que participan en distintos contextos lingüísticos y culturales mediante el dominio de varias lenguas con distinto grado. Ciertamente, en un contexto europeo multicultural, las diversas manifestaciones culturales exigen un cambio de planteamiento de la educación para favorecer el intercambio y crear una conciencia compartida de lo que es y puede ser Europa.
En este sentido, el desarrollo de las habilidades comunicativas orales, sobre todo en lo que concierne a la producción, interacción y mediación, requiere por tanto adoptar nuevas estrategias con el fin de crear escenarios de aprendizaje óptimos para la práctica discursiva oral en la que los alumnos tengan la oportunidad de alcanzar un nivel umbral que les permita desenvolverse con cierta soltura en múltiples situaciones de comunicación, incluyendo aquellas que se basan en contextos de mediación digital. Y más aún, que estas estrategias les pongan en la senda de un aprendizaje continuo a lo largo de la vida.
¿Cómo plantear una pedagogía capaz de dar respuesta a necesidades comunicativas en constante cambio? ¿Cómo superar los modelos reproductivos y verticales para proponer una comunicación más participativa y práctica?
Partiendo de que la práctica educativa se encuentra limitada por el cumplimiento de un determinado currículo y contenidos, muchas veces me he planteado la manera en que podría superar el modelo reproductivo, basado en situaciones prototípicas y rutinas conversacionales altamente estructuradas, para ofrecer y proponer una educación más abierta, espontánea y basada en los intereses de los alumnos a los que me dirijo. La comunicación consiste en un proceso complejo que se traduce en el impulso natural del ser humano de encontrarse con el otro a través de las palabras y de las ideas, de compartir el universo que nos rodea para poder interpretarlo y darle significado. este proceso depende en gran medida de la capacidad que tengamos de expresarnos espontáneamente, sobre todo si tenemos en cuenta que la comunicación oral sigue siendo el canal privilegiado para sintonizar nuestras ideas.
Una de las estrategias que me ha permitido aplicar un enfoque práctico al aprendizaje de las lenguas extranjeras se sustenta sobre la narrativa o storytelling. Os pongo en contexto:
Partiendo de la teoría de la adquisición de una segunda lengua de Stephen Krashen, debemos distinguir entre adquisición y aprendizaje:
-       la adquisición supone un proceso automático e inconsciente que se basa en la comprensión de un caudal lingüístico (input) ligeramente superior a su nivel de competencia actual y cuyos significados vehiculados pueden descifrarse gracias a la información proporcionada por el contexto, la situación, los factores extralingüísticos y el conocimiento del mundo.
-       el aprendizaje, en cambio, es un proceso formal y consciente en el que el conocimiento lingüístico y gramatical sirve de guía y corrector de los enunciados formulados.
Estas ideas nos indican que más que explicar reglas gramaticales y ofrecer listados de vocabulario a los alumnos, la adquisición de una lengua extranjera se basa más en una perspectiva constructivista en la que la práctica discursiva entre pares y entre estos y un mediador experto que ejerza de guía es esencialmente necesaria para desencadenar los procesos internos que tienen relación con el lenguaje y la capacidad de crear significados. Desde esta postura, el discurso oral y la diversidad de configuraciones del mundo que poseen los alumnos, pueden ser muy útiles para facilitar la adquisición de otras lenguas.
La cuestión del caudal lingüístico comprensible nos permite poner en práctica procesos de negociación de significados y la movilización colectiva de conocimientos y estrategias, creando así un espacio crítico y dialógico que asegure un repertorio variado de símbolos y conocimientos. De hecho, el propio Krashen subordina la fluidez en la actuación lingüística a la apropiación de datos (intake). Swain va más allá y plantea la necesidad de emplear significativamente la lengua meta aplicando estrategias comunicativas pertinentes para producir outputs comprensibles.
Con estas cuestiones, la estrategia adoptada sigue algunas pautas de la metodología TPRS (Teaching Proeficiency through Reading and Storytelling) de Blaine Ray. Este profesor, basándose en las ideas de Krashen y Swain, propone un enfoque centrado en el universo del propio alumno: a partir de un tema escogido por los alumnos, el profesor trata de desarrollar un relato colectivamente contextualizándolo mediante imágenes, sonidos y lenguaje no verbal para que estos adquieran determinadas estructuras comprensibles que luego serán puestas en práctica en otros relatos particulares.
Aplicando todos estos conceptos, la idea se basa en que el proceso de adquisición parte de una situación inicial caótica en la que los propios alumnos van determinando la orientación del tema, proponiendo ideas, conceptos y símbolos en lengua meta y recibiendo asistencia por parte del profesor cuando no la comunicación en el grupo se vea estancada. De esta manera, son los propios alumnos los que escogen y elaboran el léxico y los que dibujan la trayectoria a nivel metalingüístico, ya que según la situación y el momento, el profesor podrá ir añadiendo los conceptos gramaticales y estructurales necesarios para continuar con el acto comunicativo.
A esto debemos sumar la necesidad de que el output comprensible adopte distintos formatos (audio, video, imagen, etc.) que permita apropiarse de los distintos códigos correspondientes a cada interfaz lingüística. Por lo tanto, mediante estas estrategias, lo que conseguimos es adaptar los contenidos curriculares a la situación particular de los propios alumnos, ya que estos son los que construyen sus propios discursos en base a sus propias experiencias y representaciones particulares. Cualquier hecho, cualquier historia es válida para la práctica y de cada una de ellas se va extrayendo las estructuras y léxico esenciales para cumplir el objetivo inicialmente planteado, aunque siempre con un alto grado de flexibilidad. Además, con esta estrategia los productos serán siempre distintos para cada proceso iniciado, lo que nos sitúa en la esfera de una pedagogía del caos y de la incertidumbre en tanto que las interacciones marcarán siempre una trayectoria distinta según el momento, los participantes, las motivaciones, los conocimientos y todos los elementos maleables que participan en cada acto comunicativo de este tipo. Todo esto se sitúa entonces en contra de los modelos reproductivos, estereotipados y prototípicos que aparecen en los manuales de lenguas extranjeras.
¿Es una actividad basada en el proceso?
Un mismo planteamiento inicial puede servir de inspiración para crear nuevos relatos y compartir experiencias variadas. No hablamos de un modelo unidireccional, sino todo lo contrario, ya que lo esencial de estas estrategias es que el alumno sea capaz de adquirir naturalmente una serie de herramientas y recursos con los que expresar sus ideas, comunicarse en lengua extranjera con otras personas y compartir sus propios significados y representaciones del mundo.
El formato narrativo y la libre elección de las situaciones, referentes culturales, símbolos, etc. nos sitúan en una posición donde el aprendizaje reglado y formal tiene continuidad directa con el aprendizaje informal, ya que los relatos se basan en las historias particulares de los individuos que las crean, en sus experiencias extramuros de la escuela. Además, el hecho de presentar estos relatos bajo distintas formas, contenidos e intenciones comunicativas, nos permiten adoptar un enfoque transmedia en torno a la representación general de la realidad. Y todo ello sin romper con la educación formal y el currículo educativo impuesto, ya que los descriptores de evaluación plantean situaciones fácilmente adaptables a los distintos contextos y situaciones comunicativas.
El objetivo principal de estas estrategias, como hemos mencionado, es ofrecer un espacio de interacción y de creación donde se pone el acento en la diferencia y la experiencia personal acerca de un determinado hecho para mostrarles que cualquier realidad puede adoptar distintas formas y con ello proponerles un recorrido crítico que les permita descubrir la verdad en sus diversas manifestaciones.
Al mismo tiempo, pretendemos hacer que los alumnos se empoderen de la palabra para participar en los procesos de construcción de significados, a convertirlos en emirecs que tengan la oportunidad de producir y no ser únicamente el destino de los múltiples mensajes a los que estamos expuestos.

Durante mi etapa escolar recuerdo que estaba prohibido hablar durante la hora de clase salvo que el profesor nos pidiera leer algún fragmento de algún texto. Las redacciones sobre las que intentaba plasmar mis ideas, mis inquietudes y mis formas de entender el mundo que me rodea veían su fin tras ser demacradas con tinta roja para acabar en un cajón o en la papelera a finales de curso. No teníamos ni voz ni podíamos hacer uso de la palabra porque esta nos había sido arrebatada y por ello, no le veíamos sentido a esto de aprender otra lengua. Y en cuanto se nos presentaba la oportunidad de hablar con alguien en esa lengua, nuestros labios no eran capaces de articular las palabras correctas por lo que callábamos y con nuestro silencio, morían nuestras ideas. Es por ello por lo que intentaré en la medida de lo posible que mis alumnos hablen y se expresen y que esas maravillosas ideas que encierran sus mentes puedan florecer a través de la palabra hablada.

Comentarios

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Me parece muy interesante tu propuesta y el modelo que planteas, partir de los intereses y de contextualizar las propuestas es fundamental para seguir adelante y construir aprendizajes motivados. Es importante el papel de la oralidad en nuestros tiempos, en la aldea global necesitamos códigos compartidos para entendernos.

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  3. En la escuela actual, una de los procesos que más preocupan a los docentes es la adquisición de una correcta comunicación, ya sea escrita u oral, ya que en los últimos años se ha venido notando una disminución de la calidad de estos procesos.
    Pero ante esta problemática muchos docentes siguen insistiendo en usar metodologías academicistas impuestas para aprender a dialogar entre los seres sociales y humanos que somos.
    El contextualizar individualmente cada proceso comunicacional, supone una motivación clara para el educando que se encuentra inmerso en un proceso de aprendizaje, me gusta tu propuesta.
    Esto, salvando las distancias, me recuerda cuando asesoré a un tutor con un alumno TEA que se negaba a escribir en las redacciones de los exámenes que le dejase escribir sobre el tema que él quisiese....y funcionó.

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    1. Buenas! Lo cierto es que cuando se trata de aprender algo impuesto, parece que no llega a gustar o calar como debería en nuestras memorias. En los manuales de francés por ejemplo, a pesar de que hablan de funciones comunicativas y pragmáticas, las situaciones que plantean y su desarrollo son muy cerradas y restringidas. Al final te encuentras con redacciones, exposiciones y productos casi idénticos... y me pregunto: ¿Reaccionamos todos igual en una determinada situación comunicativa? ¿Utilizamos las mismas palabras, las mismas expresiones, los mismos gestos? Entonces, enseñar con situaciones prototípicas no se adecua a la realidad comunicativa a las que nos enfrentamos cotidianamente.
      Y otra cosa más, en francés lengua extranjera, existe cierta obsesión puritana en cuanto al nivel de lengua. En ninguna etapa educativa se enseña por ejemplo el lenguaje familiar, el que se utiliza vulgarmente y sólo nos enseñan el registro culto o el estándar. Pon cualquier película actual o serie de Netflix y verás que lo que se enseña (incluso en las EOI) no se corresponde con lo que se habla en las distintas comunidades francófonas...

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