Me encantaría hablar de mi
experiencia en mi día a día y que os sintáis tan participe de ello como yo. Sonriendo. Aunque primero
voy a presentarme, soy educadora social me llamo Hortensia, aunque hay gente
que en mi día a día me llaman Tensi. Al entrar en este mundo tenía claro dos
cosas: querer amar a las personas y a la vez querer sacar sonrisas cada día. La
realidad de nuestra profesión dentro de la educación es trabajar articulando
procesos socioeducativos en los individuos de cara a generar procesos de
normalización e integración tanto social como personal. Nunca me ha gustado la
educación estandarizada o el sistema tradicional, por esto consideré el querer
ser educadora social dar una oportunidad a las distintas pedagogías que han
existido a lo largo de la historia, ya que aportan y tienen un concepto totalmente
contrario al sistema tradicional. Las pedagogías alternativas no buscan el
materialismo, no buscan el capitalismo que a día de hoy tenemos, sino que buscan
un mundo mucho más humano y más libre. Todo esto es posible gracias a las
prácticas de igualdad, solidaridad, no violencia, justicia, donde se enseña la
realidad y qué son los derechos humanos, se aprende el respeto del otro por
la naturaleza. Estás prácticas ayudan a aprender, a escuchar al otro, a
participar, a trabajar en equipo, a poder resolver conflictos o a tomar
decisiones en grupo. Porque con el sistema dentro de la educación formal que yo
había recibido, el de las calificaciones, lo único que se conseguía es educar
para ganar el mejor, es decir, para competir.
Antes de adentrarme en lo que os
quiero contar, os voy a poner en contexto. Trabajo en un centro de acogida con
menores extranjeros no acompañados, o los
también llamados MENAS. MENA como bien define ACCEM (organización sin ánimo de
lucro estatal cuya misión es la defensa de los derechos fundamentales):
Los conocidos técnicamente
como MENA son aquellos niños/as y adolescentes, menores de 18 años, de origen
extranjero, que se encuentran separados de sus padres y que tampoco están bajo
el cuidado de ningún otro adulto. Esta circunstancia -ser menores y no estar
acompañados de una persona adulta- sitúa a los MENA automáticamente en una
situación de desamparo y de riesgo.
Son un total de 23 menores, son
únicos y cada uno con distintas motivaciones, experiencias, aprendizajes,
vivencias, habilidades y con ideas de futuro totalmente distintas. Cada uno
tiene unas necesidades totalmente diferentes a las de otros. Unos quisieran
trabajar de camareros, otros de peluqueros, cocineros o mecánicos y muchos
otros no tienen nada claro con tan solo 16 años. Por lo que como profesionales
nos planteamos un proyecto educativo individual cada vez que un menor entra en
el hogar.
Antes de cumplir los 16 años los
menores están matriculados en la Educación Secundaria Obligatoria. Al cumplir
los 16 años y teniendo en cuenta su nivel de español que en la mayoría de los
casos es básico se les intenta matricular en cursos que ellos mismos muestren
interés o tengan salidas profesionales como son las formaciones básicas. Pretendemos
desde un principio potenciar la motivación en el estudio para que obtengan
habilidades favoreciendo la incorporación laboral al cumplir los 18 años.
La inclusión
educativa es un componente esencial para el crecimiento de las sociedades, sin
embargo, no todas las instituciones proveen de un modelo inclusivo que
complemente las necesidades de los estudiantes con capacidades diversas y ayude
a los docentes en sus metodologías de enseñanza (Vera, Y. & Rodríguez, A.).
En la educación formal aún se producen prácticas educativas basadas en el
protagonismo del docente y de los libros de texto. Kaplún (1998) afirmaba que:
El
libro de texto es la principal fuente de información en las aulas, no da
importancia al diálogo y a la participación, ‘se valora mucho el dato y muy
poco el concepto y se premia la buena retención de los contenidos (esto es,
memorización) y se castiga la reproducción poco fiel.
Por lo que nuestra o mi día a día con ellos
pretendemos que sean aprendices con el fin de integrar los aprendizajes de la
vida cotidiana. Soy tutora de un total de 4 menores en el hogar. Mis
herramientas principales que utilizo siempre son la comunicación con ellos,
sentarme y hablar, proponernos objetivos comunes, plantearle preguntas y que ellos
sean los que den respuestas a sus actitudes, comportamientos o metas. Para mi
ellos son los protagonistas de nuestro día a día. El principal motivo por el que apuesto por
otro modelo de educación se debe a que en la escuela los intereses en la
mayoría de casos juegan un papel secundario y prevalecen las normas, y para mi
lo más importantes son sus necesidades. Apuesto con ellos por una
autoeducación, por el desarrollo de la imaginación y por el fomento del espíritu
de libertad y de autonomía, tratando desde el principio de que los niños sean
conscientes, comprendan sus actos y emociones y finalmente sean capaces de
gestionarlos.
Os pongo un ejemplo rápido. Llegó
un niño a principios de septiembre. No tenía los 16 años por lo que fue
matriculado en la Educación Secundaria Obligatoria. En casa me decía que como
podía potenciar su nivel de español ya que sabía que para su futuro la
herramienta más fuerte es el diálogo. Le encantaba y le sigue gustando una
actividad que utilizo mucho: escribir el abecedario completo y encontrar nuevas
palabras con cada una de las letras. Estaba ilusionado y le encantaba. Pero esa
ilusión por aprender y conocer se fue apagando, a través de la comunicación con
él, me di cuenta junto con el equipo educativo y técnico que me rodea, que en
clase al ser tantos esa atención que necesitaba y ese apoyo individual no lo
estaba teniendo. Esas ganas se apagaron y él estaba desmotivado, con conductas pasivas
(inapropiado en él), ya no cogía libros para leer. Una tarde en casa nos
sentamos a hablar del tiempo y acabamos planteándonos unos objetivos que él
quería. El principal objetivo era tener formación para ser el mejor cocinero y
también ser feliz. Le propuse que terminara el primer trimestre ya que a partir
de la escucha en clase también podría aprender bastante ya que era su obligación la de estar en clase, aunque le costara. Cumplió los 16 en enero y salió un curso de la concejalía de
juventud durante 5 meses. Actualmente esta acabando el curso se muestra con
ilusión de seguir aprendiendo. A lo largo de este tiempo se ha encontrando con
muchos momentos donde gestionar sus emociones le ha sido complicado, pero ha
sido parte del proceso de su aprendizaje. En septiembre está matriculado en formación
básica de cocina.
¿Es una actividad basada en el
proceso? Mi misma profesión está apoyada en generar actividades basadas en el
proceso. Gracias a esto consigo fomentar el pensamiento crítico tanto en ellos
como en mí misma porque yo aprendo cada día de ellos y con ellos. Lo importante de mi día a
día es aprender a aprender.
Primera edición: 28/05/2019
Segunda edición: 04/06/2019
Hortensia Martínez-Quintanilla Palao
Tuve la suerte de compartir trabajo grupal contigo y transmites vocación. Encantada de que nos sigas enseñando sobre los MENA. ¡Gracias! Un saludo Hortensia.
ResponderEliminarBonita historia y bonita reflexión del triste lugar en el que queda el sistema educativo. Enhorabuena por el trabajo que haces, que nos es nada fácil.
ResponderEliminarEnhorabuena por tu post lo primero Hortensia, me ha encantado lo que cuentas y la forma en la que lo cuentas, se nota que vives tu trabajo. Este post está intimamente ligado con el que yo he escrito en este mismo blog, que se llama "La educación como factor de cambio social" y con tu ejemplo ilustras parte de lo que planteo en él. Estos menores no tutelados, si no fuera por centros como en el que trabajas y la labor que haceis. estarían como poco en un enorme riesgo caer en la delincuencia o marginación social y no tendrían prácticamente ninguna oportunidad de labrarse un futuro mejor. Gracias a la educación pública y las políticas de izquierdas que impulsan estos proyectos sociales a estos jóvenes se les ofrece la posibilidad de desarrollar su futuro y con ello contrinuir a crear una sociedad más justa y equitativa, con ciudadanos más activos en la sociedad, con pensamiento crítico, con valores éticos y comprometidos con esta sociedad en la que viven y de la que insisto, ahora sí son parte activa de ella.
ResponderEliminarGracias por vuestro trabajo, porque es de una importancia enorme y de la que muchísima gente no es consciente.