¿Dónde queda la Acción Tutorial?

¿Dónde queda la Acción Tutorial?

En muchas ocasiones, los profesores de Educación Secundaria nos centramos en impartir nuestra materia ya que es lo que nos gusta y nos apasiona por lo que descuidamos algunos aspectos pedagógicos, y no es algo extraño teniendo en cuenta que nuestra formación en ese aspecto suele ser más bien poca y por obligación cuando nos enfrentamos a las duras oposiciones. 

Esto, junto con mi falta de experiencia hace que me pregunte si seré capaz de solucionar las difíciles situaciones que se pueden presentar, si seré capaz de controlar a ese grupo de adolescentes con ansia de retar al profesor dada la figura de autoridad que representamos y si seré capaz de conseguir ser esa docente motivada que interactúe con los alumnos/as, se preocupe por sus problemas, tanto personales como académicos, haga de sus clases un tiempo ameno y divertido de forma que fomente la participación en el aula y,  además, propicie el aprendizaje significativo.

Bien, como he adelantado, mi experiencia como docente es escasa por lo que este año (mi primer año) me enfrentaba a cientos de retos totalmente nuevos para mí y, por si todo lo anterior fuese poco, le sumamos la sorpresa de ser tutora de un grupo de 4º E.S.O quienes siguen teniendo su hora de tutoría semanal (estoy acostumbrada a los grupos de bachillerato) y el reto de buscar actividades para dichas horas puesto que el centro no se involucra demasiado en ese aspecto.

Me gustaría conocer a mis alumnos, conocer sus pensamientos y sus sentimientos ya que estos pueden ser los causantes de sus comportamientos en el aula. Sin embargo, me preocupa no saber hasta qué punto puedo interactuar con ellos y aconsejarlos u orientarlos en sus problemas del día a día y en su toma de decisiones.

Recordando mi experiencia como alumna en dicha etapa, debo decir que algunos de mis profesores consiguieron ganarse la confianza de sus alumnos/as (en una mayor o menor medida) dada su personalidad pero considero que ninguno de ellos han aplicado verdaderas técnicas de acción tutorial por lo que no tenía un modelo previo que pudiera poner en práctica.

Las horas de tutoría deben ser un tiempo en el que se fomente dicha relación entre docente/tutor y alumnado, aunque estas ya deben existir en las restantes clases. Sin embargo, en la actualidad esto no es del todo así. El hecho de existir tutores y horas de tutoría ha hecho que los restantes profesores sólo se preocupen por evaluar los conocimientos adquiridos por los estudiantes sobre su materia, sin llegar a mantener ningún tipo de  preocupación o acercamiento hacia el alumnado. Además, las funciones propias del tutor se han convertido en una carga para los profesores puesto que no ofrece ningún tipo de reconocimiento. Debido a esto, los tutores son impuestos y, en muchos casos, estos ni si quiera conocen a los alumnos que van a tutorizar.

Las horas de tutoría son fijadas en horas intermedias para que los alumnos no falten a la clase. Sin embargo, considero que si estas fueran realizadas adecuadamente de manera que el alumnado apreciara su utilidad y se divirtiera esto no pasaría y, por tanto, la tutoría no tendría que llegar a convertirse en una nueva materia obligatoria como está ocurriendo en los últimos años, perdiendo así su naturaleza relacional. .

A estas alturas del curso son múltiples las actividades que hemos realizado, sin embargo, no puedo hacer mención a todas y cada una de ellas por lo que me centraré en el principio, en la primera toma de contacto entre el profesor y el alumnado. 

Los primeros días de clase me gusta realizar una actividad de fotolenguaje dado su sencillez y sus amplias posibilidades para conocer al alumnado y como se sienten en ese momento.

Simplemente necesitamos imprimir unas cuantas fotos (en mi caso utilizo unas 20) en las que se reflejen distintos tipos de paisajes, caminos, animales, niños, etc. A continuación, las reparto por las mesas y los alumnos y alumnas tienen que pasearse por el aula y observarlas. Por último, eligen aquella que más les represente y lo único que tienen que hacer es una breve presentación en la que nos digan su nombre, edad, localidad, qué desean estudiar en el futuro y, sobre todo, el motivo por el que han elegido esa imagen. 

Dicha actividad puede ser realizada en cualquier grupo, no necesariamente en las horas de tutoría. En mi caso, la utilizo en todos y cada uno de mis grupos y me funciona perfectamente. En términos genéricos, permite darme cuenta de aquellos alumnos/as a los que les da pánico el curso al que se enfrentan (muy común en mis chicos/as de segundo de bachillerato) y otros aquellos que lo ven como días de diversión rodeados de amigos. También permite que ellos mismos se conozcan mejor, interactúen y se sientan representados y apoyados unos con otros.

¿Es una actividad basada en el proceso?

Claramente nos hemos salido del currículo en el que lo único que importa son los objetivos, contenidos, competencias clave, etc. Sí, quizá la acción tutorial no contribuye a aprender a solucionar una ecuación, saber lo que es el Producto Interior Bruto, conjugar verbos en inglés o analizar oraciones en castellano, pero puede hacer que conozcamos a nuestro alumnado, sus sentimientos, sus emociones y las ganas con las que afrontan el curso. Además, nos ayudará a transmitirles las nuestras y de esta manera conseguirán todo lo mencionado anteriormente. Por tanto, ¿hay algo más personal y que tenga más en cuenta el proceso de aprendizaje de cada alumno/a? Yo creo que no. 

El secreto de enseñar no es tanto transmitir conocimientos como contagiar ganas.

María Isabel Sánchez Sánchez